martes, 16 de diciembre de 2014

DISCURSO DE GRADUACIÓN Noviembre 2014

En 1999 emprendí el desafío de capacitarme formalmente para servir mejor al Señor, y comencé mis estudios teológicos. En ese entonces, yo ya estaba casada, tenía un hijo y trabajaba. Pero Dios me había llamado a ser una discípula fiel y a prepararme de una manera idónea para trabajar en la expansión de su reino.
Los ires y venires de la vida me llevaron lejos de Rosario  por varios años, y mis estudios quedaron postergados. Pero Dios es fiel, y los dones y el llamado que Él nos da son irrevocables, dice la Biblia.

Esto ha sido una verdadera realidad en mi vida espiritual. Ya que el año pasado pude retomar el cursado de las materias pendientes y aprobarlas satisfactoriamente.
En mi experiencia, a veces, es necesario cambiar la perspectiva, mirar las cosas de lejos y proyectarlas hacia el futuro para que las situaciones actuales, que parecen frenarte, no te dejen inmóviles y finalmente puedas llegar a la meta. El apóstol PABLO dice en Hechos 13:43 (LBLA) que muchos de los prosélitos temerosos de Dios siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes, hablándoles, les instaban a perseverar en la gracia de Dios. Perseverar es la clave para que todo emprendimiento pueda llevarse a cabo. Correr la maratón y llegar a la meta en el tiempo que Dios determina.

Hemos terminado una etapa y para mantener la perspectiva adecuada, desde ahora como graduados,  es necesario ponerse los lentes para reenfocarse en una meta superior y completar lo que Dios te manda a hacer.

Y si no podes enfocarte, detenete por un momento para ponerte los lentes del amor de Dios y así podrás ver con cuántas bendiciones te ha rodeado y cuidado hasta ahora.  Por eso, se la misma manera que el Señor me acompañó a mí y a mis compañeros en esta trayectoria durante estos años, lo seguirá haciendo de ahora en más con nosotros y ustedes. Porque  Su Palabra nos recuerda que “somos fortalecidos con todo poder según su potencia de gloria en gloria. Amén”.

Les doy las gracias, en especial a Dios, mi esposo, mi pastor Oscar Bianchi y a todos mis profesores y colaboradores del Instituto de EducTeológica que han hecho esta esto posible. A ellos quiero bendecirlos muy especialmente.

A los egresados les digo que el Señor nos siga acompañando en esta nueva etapa.

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