lunes, 15 de febrero de 2016

Quienes creen en Dios son mas honestos” afirman Científicos




ESTADOS UNIDOS.- Un equipo internacional de investigadores realizó un estudio que revela la relación entre creer en Dios y la honestidad.

De acuerdo con el experimento – llevada a cabo con 591 miembros de comunidades tradicionales de todo el mundo – las personas que creen en Dios son más honestas.

Los resultados fueron publicados en la revista científica “Nature”, y los mismos demuestran que creer e un Dios que castiga a los malhechores hace que las personas sean más honestas y esten dispuestas a compartir sus bienes con los extraños (aunque algunos grupos sólo comparten con los extranjeros de la misma religión).

El estudio fue dirigido por el investigador Benjamin Purzycki, de la Universidad de British Columbia en Canadá, que es parte de un grupo de expertos que afirman que creer en Dios ayudaría a crear sociedades más coopertativas y reducir la violencia.

Estos investigadores trabajan con el concepto de “Dios Grande”, que sería una deidad que conoce todas los actos humanos y que actua para moralizar a través de castigar a los malos y premiar a los buenos.

FUENTE http://www.diariocristiano.xyz/2016/02/15/creen-en-dios-mas-honestos/
Fuente: Gospel Prime 15 febrero, 2016

lunes, 8 de febrero de 2016

Cómo explicar la muerte a un niño de 3 a 5 años

Cuando se pierde a un abuelo, un padre o madre, un hermano o incluso a un amiguito de la escuela o del barrio es una situación muy difícil de exponer a un hijo, especialmente si aún es de corta edad.

Aquí tienes algunos consejos para explicar la muerte de un ser querido a un niño de 3 a 5 años:
1
Debes tener en cuenta que mientras que en la etapa adulta una persona tiene más desarrollada su empatía, el niño que tiene entre 3 y 5 años observa su realidad dando mucho peso a la palabra yo, y siente que todo el mundo gira a su alrededor. De esta forma, a esa edad todavía no son conscientes de lo que implica la muerte como algo definitivo, porque tampoco tienen una noción real de qué es el tiempo.

2
Explícale la muerte de un ser querido dando información de acuerdo a su edad. Para ello, puedes ayudarte de historias que sirvan para ejemplificar la situación que quieres transmitir, por ejemplo el cuento de Bambi, comentando esta historia con él.

3
Es importante comunicar la noticia a tiempo porque, en caso de no hacerlo, los niños notarán la tristeza en los adultos y se preguntarán qué ha pasado. La información aporta seguridad emocional a cualquier pequeño.

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Expresa el mensaje de una forma breve, sencilla y directa para que el pequeño comprenda mejor la idea.

5
Una noticia de estas características puede producir efectos diferentes en el niño. Por ejemplo, puede que reclame más atención. En ese caso, comparte más tiempo con tu hijo, dale más muestras de cariño y acompáñale.

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No es positivo excluir al niño del proceso de duelo familiar porque también forma parte de la historia. Los adultos deben valorar si quieren que el pequeño vaya o no al funeral. Ambas opciones son igualmente factibles.

Sin embargo, más allá de ese punto, sí es positivo que una familia tenga detalles de recuerdo hacia el ser querido en los que el menor pueda participar. Algo tan sencillo como ver fotografías de la persona fallecida o hablar de ella con naturalidad ayuda a dar normalidad a la situación.

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Cada caso es distinto y no hay nadie que conozca tan bien a su hijo como sus padres. Por esta razón, sabrán comunicar la noticia de la muerte de un familiar o amigo lo mejor posible, porque el amor es muy positivo para superar el proceso de duelo. Un niño que se siente querido sabe que está arropado por su entorno. Es decir, se da cuenta de que a pesar de que ha muerto un ser querido, su mundo no ha cambiado tanto y sigue sintiendo seguridad.

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Existen recursos pedagógicos que pueden servir de ayuda a la hora de explicar la muerte a los hijos. Hay libros que tratan esta temática y son muy instructivos porque ayudan al crío a asimilar una realidad humana como la muerte. 

Por ejemplo, Así era mi abuelito, escrito por Joan de Deu Prats, y recomendado para niños de 0 a 4 años de edad. Otra fuente de interés es ¿Dónde está güelita Queta?, escrito por Nahir Gutiérrez, que está recomendado a partir de los 5 años, y es una historia centrada en las preguntas habituales de los niños ante la muerte.

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Existen dibujos animados, como Heidi, que muestran el poder de la despedida. Del mismo modo, El Rey León también ofrece una reflexión sobre la muerte interesante. 



sábado, 6 de febrero de 2016

El cerebro bilingüe

¿Cómo funciona el cerebro de una persona bilingüe? ¿Cómo influye el hecho de crecer con dos lenguas?

Escrito por Marion Maurin

1. Lo primero, ¿qué es el bilingüismo?

Una definición

A la salida del supermercado, un niño se dirige a su padre en alemán. Al terminar la pregunta, el padre le responde: “Muy bien, ahora en portugués por favor”. Y se repite la misma escena, esta vez, en el otro idioma. Para la mayor parte de las personas, este ejercicio es la demostración de una gran capacidad cuando el bilingüismo parece un mito: ¿será por ello que no existe una definición exacta? Como muestra el vídeo, cada uno tiene su propia idea: para algunos significa ser capaz de comunicarse y de hacerse entender, con más o menos errores, en varios idiomas (también los aprendidos a través de los años). Para otros, por el contrario, la gramática y la pronunciación son fundamentales. Y si a la mayoría de los mortales nos gusta opinar sin argumentar demasiado, a la comunidad científica también le falta criterios para ponerse de acuerdo. Por ello, podemos concluir de este modo: el bilingüismo es un fenómeno relativo que debe medirse según varios parámetros y no a partir de una definición absoluta y, sobre todo, se trata de algo completamente personal y subjetivo.

El bilingüismo: cuestión de feeling

Un idioma no es algo inanimado que se aprende y se domina de forma definitiva, sino que se trata de una cosa viva que se construye y transforma según nuestro modo de pensar y de comportarnos con el mundo. Desde este punto de vista, la lengua está íntimamente ligada a nuestras emociones y a nuestra identidad. Es posible hablar una lengua de forma fluida desde la infancia y, aún así, no sentirse necesariamente bilingüe: esto sucede, por ejemplo, cuando no se vive en el país donde se habla esa lengua y, por consecuencia, donde no se viven las influencias culturales, humorísticas o sociales.
Asimismo, se podría decir que el bilingüismo se consigue cuando se supera la frustración típica de las primeras fases del aprendizaje de un idioma y uno se siente preparado para expresarse sin ningún tipo de bloqueo. En este vídeo hemos intentado explorar esta percepción partiendo de una base común: el bilingüismo está sobre todo presente en niños que han sido educados en dos idiomas maternos distintos y que son capaces de pasar de uno a otro de forma natural.
La pregunta que queda en el aire entonces es: ¿cuáles son las particularidades del cerebro bilingüe?

2. El cerebro bilingüe

Mundo y lenguaje

Un idioma viene definido por un conjunto de sonidos o como un código que sirve para comunicarse y que representa nuestro primer vínculo con el mundo. El recién nacido que grita y llora al llegar al mundo lo hace para expresarse y llamar la atención. Las palabras, la sintaxis, la gramática, todo eso llega más adelante y contribuyen a construir nuestro universo mental que ayuda a estructurar el modo en el cual percibimos al mundo. Un bilingüe puede hacer uso de dos sistemas de referencias lingüísticas para describir una sensación o expresar una idea. Por mucho tiempo se pensó que esto podría llevar a confusiones, sobre todo entre los niños de más tierna edad. Después del 1962, gracias a un estudio de Pearl y Lambert sobre la relación entre el bilingüismo y la inteligencia, la tendencia científica cambió su rumbo. En los últimos decenios, varios estudios han subrayado la existencia de una “conciencia metalingüística”, esto es, una actitud predominante entre las personas bilingües a resolver enigmas cognitivos sin pasar por el lenguaje: como si, enfrentándose a una ecuación matemática, un bilingüe tuviera más capacidad para resolverla.

A cada uno su camino

Imaginemos que la lengua sea un camino que atraviesa aquello que vemos, pensamos y expresamos: la sintaxis representa el itinerario, la gramática el medio de transporte y las palabras los puntos de referencia que marcan las diferentes etapas. ¿Qué es lo que pasa cuando hay dos puntos de referencia en vez de uno solo? Que entonces podremos elegir entre “pain” o “Brot” (pan). El ejemplo puede resultar facilón pero, como ahora veremos, las dos palabras no evocan la misma imagen: por un lado, “pain”, la baguette crujiente, caliente, dorada y para tomar con queso, por el otro, el “Brot”, un pan oscuro y con semillas, compacto y muy nutritivo. Ambas palabras no pertenecen a la misma imaginación, no evocan los mismos recuerdos, las mismas emociones o los mismos códigos sociales. En otras palabras, pertenecen a dos contextos diferentes. Los bilingües pueden entonces escoger la palabra “pan” que deseen para su comida, y con ella, un paisaje único. Para que se entienda mejor, podríamos comparar el bilingüismo con la sinestesia, la figura retórica que indica la fusión entre dos o más sentidos como la vista y el oído. Por ejemplo, la sinestesia hace posible ver literalmente la música en diferentes colores. Gracias a ella, la descripción de los sonidos puede estar enriquecida de imágenes y metáforas. Sobre este principio de asociaciones múltiples se fundan muchas poesías y expresiones lingüísticas, como por ejemplo la clásica oposición entre los colores cálidos y los colores fríos. Cuanto más aumentan las conexiones, más posibilidades tiene el cerebro de considerar un objeto y describirlo con palabras. La ciencia habla de “flexibilidad cognitiva”, una habilidad que hace referencia al pensamiento creativo y que está especialmente desarrollada en las personas bilingües.

3. Lenguaje y creatividad

Nunca es tarde para aprender una lengua nueva

Solamente un 13 % de los países de las Naciones Unidas es monolingüe. Pero si no estamos entre los afortunados que tuvieron la oportunidad de crecer en un entorno multilingüe o de haber aprendido dos lenguas a la vez desde la más tierna infancia, ¡no hay que desesperarse! Nunca es demasiado tarde: aprender un idioma nuevo es como empezar a practicar un deporte que mantiene despierto y activo el cerebro, que estimula las conexiones neuronales y que hace que nos sintamos jóvenes de espíritu. Además, el “paisaje” mental del que hablábamos se ampliará tanto como las ganas invertidas en aprender un nuevo idioma: cada idioma expresa conceptos y emociones de formas diferentes.

Liberar al artista que llevamos dentro

Algunas personas reconocen que el haber aprendido una nueva lengua les ha permitido sentirse más seguros de ellos mismos, más abiertos, más tolerantes y más creativos. El hecho de poder encontrar un modo alternativo de decir las cosas, de expresar un concepto cuando la palabra que queremos decir la tenemos en la punta de la lengua, ¡puede dar lugar a creaciones fantásticas y muy originales!

¡Mejora tu actividad cerebral aprendiendo un segundo idioma!

El ábaco

 
En el año 190 se inventó el ábaco, con las cuentas en hileras contiguas, fue documentado por primera vez en la Dinastía Han en China en el año 190, pero la palabra fue usada mucho antes para referirse a otros instrumentos de cálculo. 
 
Esta palabra,“ábaco”, deriva del hebreo ibeq, que significa “borrar el polvo”, o del griego abax, que significa “tablero cubierto con polvo”, lo cual se refiere los primeros artefactos usados por los babilonios [quienes los construían con arcilla]. La versión china fue la forma más rápida de hacer sumas por siglos y, en las manos correctas, puede aún superar a las calculadoras electrónicas.

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