lunes, 21 de diciembre de 2015

Los niños a quienes enseñamos las verdades de la Biblia





A esta edad, los niños escolares están naturalmente dispuestos a aceptar la existencia de Dios. Creen lo que se les dice, pero también buscan pruebas para poder corroborar. Cuando se enfrentan a sus niños domingo a domingo deben tener presente este concepto.

Cada trimestre nuestra revista les ofrece varios artículos y recursos que los ayudarán a desarrollar en su ministerio. Cada una de las lecciones es muy importante, pero también lo es la capacitación por medio del entrenamiento que reciben en los artículos para líderes.


Los relatos bíblicos que semana a semana escuchan los niños establecen la base para un posterior estudio de la Escritura. Nunca dejen de leer ni estudiar el desarrollo de cada lección. Esta es la herramienta para que los niños aprendan acerca de Dios.


Los niños descubren a través de dichos relatos que hay relaciones buenas y malas que pueden afectar su carácter y su concepto de Dios. Experimentan el fracaso moral y se dan cuenta de sus debilidades. Los maestros que trabajan con niños de esta edad deben enseñarles lo importante que es elegir lo correcto y rechazar lo incorrecto.


En esta etapa el juicio que hacen estos niños se basa en las necesidades personales y las reglas de los demás. Las reglas se obedecen para evitar el castigo, o se hace lo correcto porque satisface sus necesidades y las de los demás.

Para los niños más maduros el juicio se basa en la aprobación de otros, las expectativas familiares, los valores tradicionales y las reglas sociales. Es por eso que estos niños distinguen entre lo que se enseña mediante preceptos, y lo que se enseña a través de la práctica y se frustran en gran manera cuando se enfrentan a las contradicciones porque no pueden entender el engaño.


Los maestros que trabajan con escolares pueden pecar por lo que dejan de hacer como por lo que hacen. Es difícil enseñarles a los niños a que oren si no ven a sus maestros hacerlo. Tampoco se les puede pedir que asistan a la clase, cuando sus maestros no vienen los domingos regularmente. Ni estarán dispuestos a aprender cuando observan que la clase no se ha preparado.


Queridos maestros, es nuestra intención alentarlos proveerles todo aquello que los ayude en su tarea y les facilite la preparación de la clase. Su ministerio es precioso y sus niños merecen lo mejor.

Que el Señor los bendiga ricamente.



Sandra R. Leoni

No hay comentarios.:

Video Web 2.0