jueves, 2 de enero de 2014

La esperanza del profeta Zacarías era que los ancianos y las ancianas se sintieran en paz y que los niños y las pudiesen jugar en las aceras de la ciudad sin correr riesgo alguno.
¿Puedes comparar esta realidad de tantos años a lo que nuestros niños viven hoy dìa?
¿Còmo podemos ayudarlos? 
Tomemos conciencia en difundir los derechos del niño, ya que, como cristianos creo que tenemos el derecho y la obligaciòn de hacerlo.

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